domingo, 25 de abril de 2010

The Sanity Assassin


Preguntó si estaba seguro de todo...
No, lo estaba… Pero eso qué importaba ya.
Viviendo entre cínicos, aprendes cómo convertirte en uno con impresionante facilidad. Mirando aquellos mortales, ir y volver… ya nadie se queda por mucho tiempo, ¿saben?, menos aún un ‘para siempre’.
Ese era el inicio de un fin anunciado en el prefacio... Ella jamás leyó la introducción; sólo echó un rápido vistazo y fue directo al primer encuentro; en dónde él habló con oscuras palabras, y una seductora mirada de absoluta indiferencia. No, ella no reparó en las previas advertencias de aquel autor… el tiempo apremiaba, así que se dirigió con presteza a la parte en que él rasgaba su cuello; de derecha a izquierda, ¿o a caso era de arriba a bajo?... Sólo recordaba que había sido con dulzura y amabilidad.
Mis azules ojos se clavaron en los suyos: dos añorantes esferas color miel. Sus labios ligeramente separados; listos para una sonrisa… o un sollozo. Los míos, deformados por un sarcástico y burlesco rictus.
Pero ya había soñado con aquel cementerio antes. Era un escenario recurrente… las mismas lápidas, el mismo árbol… y aquella enrojecida luna manchada de sangre. No pudo haber una vuelta atrás mientras aún recordase aquel sueño… y vaya sí podía recordarlo.
Insistió nuevamente. Aún podía salvarse… salvarme… ¿salvarnos, a caso?
Pero no… Mr. Moonlight yacía muerto ya desde hace siglos atrás. Nadie le extrañaba mucho... Nadie me extrañaría a mí tampoco...
Era tan fácil amarla... era verdaderamente simple. Una frágil imagen de antaño... La había asesinado ya…antes, cuando el tiempo aún no era tiempo; cuando ella aún no había dado siquiera su primer respiro.
Esta vez la historia tendría un final distinto.
De pie, ante una vidriosa mirada, lancé mis estoques finales. Ya no hacía falta mucho esfuerzo para ponerla fuera de combate... Una virtual guerra que tan sólo se librara dentro de mí mismo: maldito y condenado espectador pasivo de una vida más que inservible.

Una última mentira piadosa... mi propio corazón mutilado

No hay comentarios:

Publicar un comentario